Reflexion…
¡La necesidad nata de todo ser vivo de comunicarse! en especial del ser humano… por esa capacidad excepcional que podríamos llamarle: razonamiento.
Meditando sobre la comunicación, una de mis pasiones, me imaginé que somos unos pequeños transmisores y receptores a la vez. Me refiero al tamaño así, en comparación con la grandeza del universo.
¿Nos comunicamos adecuadamente? ¿Son eficaces nuestras transmisiones? ¿Somos receptores abiertos?
El éxito de nuestras vidas, es proporcional a la capacidad de comunicación que tengamos. La mayoría de nuestros problemas son porque transmitimos de manera fallida.
Los artistas por ejemplo, en sus diferentes ámbitos, son excelentes transmisores de lo que quieren comunicar. Una pintura de Rembrandt, por ejemplo, nos cautiva con tan solo mirarla, es una carga de energía, emociones y sentimientos que plasmada en una obra de arte nos despierta los sentidos. Una obra de Wagner, Mozart, Beethoven, nos transmiten tantas cosas, su inspiración artística, es una poderosa manera de transmitir, de comunicarse, de hacernos vibrar. García Márquez, otro ejemplo, nos transporta con sus letras a donde él quiera, y después de aquel viaje de fantasía en el que nos sumergía en las páginas de sus novelas, no eres el mismo, te hace crecer, regresas con más luz.
La mayor parte de nuestros problemas, es a causa de nuestra errada manera de comunicarnos. Por más receptores abiertos que existan, si no tenemos capacidad de transmitir, no vamos a llegar a ningún lado. Quien no se sabe comunicar de ninguna manera, tan solo está vegetando, o peor que eso.
Las personas somos inalámbricas. Una mirada dice más que mil palabras, una mirada te puede hacer vibrar; yo pienso que los ojos es nuestro más poderoso transmisor y receptor. La sonrisa, es una llave maestra. De la manera que sentimos vibramos, y esa energía llega a quien la dirigimos. Todo esto es posible sin ningún contacto físico. ¿Les ha pasado que están pensando en alguien y de pronto esa persona se manifiesta «casualmente»? Pues no hay tal casualidad, nuestro pensamiento es muy poderoso y existió una conexión más allá de la distancia y fue lo que provocó la coincidencia. Coexistimos.
Nunca hay que dar por sentado que las personas: «ya saben lo que siento». No. Si piensas eso, eres un transmisor fallido.
¡Háblale! ¿Te cuesta trabajo hablar?
¡Escríbele! ¿No sabes escribir?
¡Sonríele! ¿No te sale una sonrisa?
¡Mírale! ¿No puedes mirarle?
¡Tócale! ¿Te avergüenza tocarle?
¡Estás muerto en vida entonces! Y lo que transmites es esa incapacidad de demostrar, de dar, de ofrecer, estás dejando en claro tú apatía, y que tu egoísmo es mucho mayor que tu bondad. ¿Quién se va a sentir seguro a tu lado, si eres un transmisor de incertidumbre?
Hay que afinar nuestra capacidad de comunicarnos. La plenitud de nuestras vidas, depende de eso.
Jesús es un poderoso transmisor y un receptor totalmente abierto. Su pensamiento, sus palabras, sus obras, su mirada, su sonrisa, sigue vigente, porque es vida, desde otra dimensión, desde otro plano, ha trascendido, su energía aún se siente. Nosotros debemos de ser unos receptores abiertos, más allá de cualquier dogma y doctrina para comprenderlo sin prejuicios.
El «yo soy el camino, la verdad y la vida» tienen un significado que las religiones han deformado.
•Yo soy el camino: Es un poderoso transmisor y se refiere a la comunicación, nos está enseñando cómo.
•La verdad: La congruencia que hay que tener, con nuestra vida, pensamiento y actos.
•La vida: Se refiere a la energía que dejamos como legado de nuestra presencia aquí en este plano, y la fuerza con que trascendemos desde otras dimensiones, desde otros planos desconocidos para todo mortal y que llamamos muerte.
Deseo haberles transmitido algo positivo hoy; esto es el fin de comunicarles mi reflexión.
Buen domingo.
MC