Cinco minutos de amor a los niños. 


No cabe la menor duda que la etapa de la niñez es la mejor de cualquier ser humano. 

Los bebés y los niños ¡son tan frágiles! En sus personitas se refleja la realidad del entorno en que desarrollan. Un bebé necesita mucha ternura, cariño, paciencia y respeto, acciones que se traducen a un solo idioma, el idioma del amor. 

Si bien es cierto, desde bebés hay que ser firmes con ellos y cuando sea necesario una nalgada oportuna no estará de mas, así como una reprimenda o castigo. De no hacerlo, estaremos incubando adultos egoístas, ególatras, envidiosos, ingratos, soberbios, insensibles y perversos. 

El tema principal no es precisamente la educación de los hijos, voy a lo deleznable que es el abuso infantil. Es algo que me enardece y hace hervir mi sangre, no lo puedo concebir. 

Mientras ustedes están leyendo esto, muchos niños están siendo torturados, mutilados, violados, abusados, explotados, humillados; están siendo objeto de las peores bestialidades, y eso ¡no lo debemos permitir! Si lo permitimos y no nos sensibilizamos, estamos formando parte de esa brutalidad, que lastima a lo mas tierno, sensible, emocional, inocente, noble y vulnerable de la humanidad. 

¿No son tus hijos, tus sobrinos, nietos? ¡Pero son las personas con las que convivirá tu consanguíneo en el futuro! Esos niños lastimados, en muchos casos se vuelven furiosos seres vengativos enfermos de odio y tarde que temprano pagaran también otros inocentes su tragedia. 

¿Culpar a sus padres y voltear la cara a otro lado? ¿Cumplir con las obligaciones de otro? ¡No! Pero tampoco hay que ignorarlos. 

Vi un video en el que un niñito con rasgos orientales es lastimado por otros evidentemente mayores que el, pero jóvenes aun. ¡Me dolió el alma su indefensión! ¡Me taladro la conciencia! ¡Me hizo garras el corazón! ¡Me sacudió el espíritu! Me imagine el terror que estaba viviendo, que en lugar de atención y cuidados estaba recibiendo todo lo contrario, descargas patológicas de la humanidad traducidas en cobardes y crueles golpes que hacían blanco en su frágil cuerpecito. 

¿Por eso muchos no ven esas cosas? Quizás, pero con cerrar los ojos no vamos a cambiar nada. Como tampoco nada pude hacer al ver ese video, hubiera querido abrazar al niño y protegerlo, y que los golpes me los dieran a mi que soy un hombre y puedo defenderme. Abrazarlo y pedirle perdón por lo que estaba sufriendo, besarlo, curar sus heridas y decirle que todavía hay esperanza, que el es un niño que no merece eso, ¡que ningún niño lo merece! Pero en ese instante era imposible, solo fue una intención, un deseo, un sueño muy alejado de una realidad incierta. 

Seguramente jamás conoceré a ese niño, ojalá este con vida y ya en mejores condiciones, lo suplico desde lo mas profundo de mi ser. Pero le prometí, que en cada niño que se cruce por mi camino, seré la diferencia de su cruel realidad, voy a ser esos 5 minutos que hagan la diferencia, voy a transmitirle todo eso que no puede hacer con el niñito del video, y tratare de sembrar una semilla de esperanza en su inocente corazón, quizás esos 5 minutitos hagan la diferencia en su vida. 

Y si todos nos sensibilizamos y a cada niño que veamos nos convertimos en esos 5 minutos de diferencia, ¿cuantas horas de amor y protección podríamos darles a cada inocente angelito por día? ¡Muchas! Y seguramente sus tristes vidas cambiarían y tendrían un futuro más esperanzador. 

Les suplico, conviertan esas vidas con tan solo 5 minutos de su generosidad, de ternura de amor, de apoyo, de protección en mejores vidas; hagamos que sean mejores las personas que en un futuro convivían con nuestra descendencia. 

Ojalá y haya podido llegar a sus corazones. Compartan esto para multiplicar voluntades y nos ayudemos a asegurar una mejor herencia a la humanidad. 

Hagamonos protectores de la niñez.