¿Nada más nos podemos romper un hueso? 


   Cuando un hueso se rompe, seguramente fue por un golpe, o por un abuso; un tropezón, quizás sólo un mal paso… 


Del ser humano, lo más resistente es el aparato locomotor, que se compone de huesos mayormente; sin embargo, estos tienen un límite, y se rompen. 


Una rotura de hueso, se describe médicamente como un: trauma. 


Pero también hay traumas psíquicos, estos afectan la estructura mental y emocional del individuo. 


Cuando ves a alguien enyesado, de alguna parte de su cuerpo, inmediatamente te prestas a ayudar, la lesión es evidente. 


Pero hay muchas personas, con traumas emocionales, psicológicos que también necesitan ayuda, pero esas lesiones, pueden resultar imperceptibles para quienes carecen de sensibilidad, y curiosamente la gran mayoría de los  impávidos, también tienen un daño emocional, no atendido. 


¿Cuántas personas andan por ahí, con fractura múltiple de sentimientos y emociones? 

¿Cuántas personas no pueden salir adelante porque no pueden dar un paso debido a un severo trauma emocional? 

¿Cuántos seres humanos, también requieren de ayuda, pero nadie nota su invalidez emocional, sentimental o mental? 


Mentira que todo es cuestión de olvidar, la memoria no es selectiva por complacencia; hay eventos, situaciones, problemas, abusos, que nos quebraron por dentro, y ni siquiera nosotros mismos nos atendimos adecuadamente. 


Hay más médicos traumatólogos, que psicólogos o psiquiatras en el mundo. 


Si alguien ve que cojeas, te lleva, mínimo te sugiere ir al médico. 


Si alguien nota en ti un trauma mental o emocional, mínimo se burla de ti, te dice loco, cobarde, enfermo, pero no te ayuda, la mayoría no lo hace, no te escucha, ni siquiera te pregunta «¿Qué te pasa?» 


Las roturas internas en las personas son más comunes que las físicas, pero esas no las vemos. 


Pululan personitas lisiadas mentalmente, y nadie los ayuda, ni ellos mismos, se atienden… Pocos enfrentan las lesiones mentales o emocionales; pocos valientes se sientan a pensar o reflexionar qué fue lo que causó el daño, qué fue lo que se dañó, y qué hay que hacer para sanarlo. 


Jesús, el Rabino, de corazón amoroso, sabía perfectamente que la gran mayoría de los seres humanos, tienen problemas de índole, mental, emocional y que desencadenan en graves desequilibrios espirituales. La maldad en el hombre, tiene un origen, y es la exposición a la vida misma, y el entorno, el que formó la perversidad de quién no actúa de acuerdo a la naturaleza humana, y es que somos concebidos con amor, ese es nuestro origen. 


No todos somos producto de una violación.


Jesús decía así: «No son los sanos los que necesitan al médico sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan.»


Entiéndase como pecado, más allá de la manipulación religiosa, cualquier acción perversa en contra de su prójimo. 


Atiendase, y sepa que en su interior, hay una receta infalible, que le puede curar de todos esos males. Lo primero que hay que hacer, es tener valor, para reconocerlos. 


Que tengan un excelente domingo. 






 



Matar a nuestras mujeres, es matar la esperanza de un mejor futuro…


  La agresión a cualquier ser humano, es una agresión a toda la humanidad. 


Recuerdo que el 8 de junio de 2016, abordo de un autobús de pasajeros de lujo, fue violada Margarita Ortíz, la esposa del exdiputado Adolfo Micalco Méndez, dentro del estado mexiquense. 


En aquel entonces, se exigió enérgicamente a Enrique Peña Nieto y a la entonces procuradora Arely Gómez que se diera con el paradero de los criminales. 


La noticia corrió por lo largo y ancho del país. 


En México, los feminicidios no han sido atendidos, las autoridades se han mostrado insensibles e insolentes. De tal manera, que los feminicidios (Feminicidio es el asesinato de mujeres por razones asociadas a su género) no solo no se han atendido, sino que se ha propiciado su aumento en escalas vergonzosas, debido a la imperante impunidad e ineptitud de todos los niveles de gobierno. 


Una sociedad que mata a sus mujeres, solo por ser mujeres, es una sociedad enferma y decadente. 


Todos somos responsables por nuestra insensibilidad, hemos sido permisivos hasta extremos vergonzosos. A la mayoría ya no le causa el menor asombro, y esa indiferencia las condena a todas a padecer la misma suerte. 


Es en lo personal me resulta indignante, las absurdas justificaciones de la mayoría de la sociedad, que condenan a las víctimas haciéndolas responsables de su propia muerte. 


¿Hay mujeres de primera, de segunda y hasta de tercera en sus oblicuas mentes? 


Todas las mujeres están expuestas, ¿Hasta cuándo nos uniremos? 

¿Hasta que nos toquen una de nuestra familia? 


De verdad, que estás sí son chingaderas. 


¡Qué vergüenza!