Matar a nuestras mujeres, es matar la esperanza de un mejor futuro…


  La agresión a cualquier ser humano, es una agresión a toda la humanidad. 


Recuerdo que el 8 de junio de 2016, abordo de un autobús de pasajeros de lujo, fue violada Margarita Ortíz, la esposa del exdiputado Adolfo Micalco Méndez, dentro del estado mexiquense. 


En aquel entonces, se exigió enérgicamente a Enrique Peña Nieto y a la entonces procuradora Arely Gómez que se diera con el paradero de los criminales. 


La noticia corrió por lo largo y ancho del país. 


En México, los feminicidios no han sido atendidos, las autoridades se han mostrado insensibles e insolentes. De tal manera, que los feminicidios (Feminicidio es el asesinato de mujeres por razones asociadas a su género) no solo no se han atendido, sino que se ha propiciado su aumento en escalas vergonzosas, debido a la imperante impunidad e ineptitud de todos los niveles de gobierno. 


Una sociedad que mata a sus mujeres, solo por ser mujeres, es una sociedad enferma y decadente. 


Todos somos responsables por nuestra insensibilidad, hemos sido permisivos hasta extremos vergonzosos. A la mayoría ya no le causa el menor asombro, y esa indiferencia las condena a todas a padecer la misma suerte. 


Es en lo personal me resulta indignante, las absurdas justificaciones de la mayoría de la sociedad, que condenan a las víctimas haciéndolas responsables de su propia muerte. 


¿Hay mujeres de primera, de segunda y hasta de tercera en sus oblicuas mentes? 


Todas las mujeres están expuestas, ¿Hasta cuándo nos uniremos? 

¿Hasta que nos toquen una de nuestra familia? 


De verdad, que estás sí son chingaderas. 


¡Qué vergüenza!

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